Poco a poco vamos dejando atrás el invierno y el esperado
verano está cada vez más cerca.
Estas fechas, por tanto, son las elegidas por muchos
madrileños para subirse al tren de la llamada ‘operación bikini’ y apuntarse al
gimnasio.
Al margen de que se cumplan o no estos objetivos
estéticos, la experiencia en el gimnasio puede convertirse en una pesadilla si
no tomamos las precauciones adecuadas.
Los vestuarios de estos centros se han convertido en el
objetivo de los amigos de lo ajeno. Ponemos como ejemplo últimamente a un
detenido por robar un iPhone u otro que robaba relojes de alta gama.
Son muchas las formas utilizadas para el robo. Por un
lado están los ladrones ocasionales (los que van un solo día al gimnasio y pasan
como invitado con la excusa de probarlo para apuntarse más adelante) o los
habituales (socios que van todos los días y conocen a sus compañeros, sus
hábitos y sus pertenencias).
Nos ha llegado esta imagen tomada hace pocos días en un
gimnasio del distrito de Puente de Vallecas, donde los usuarios ya se han
quejado más de una vez de los robos y hurtos. En este caso ni la puerta de la
taquilla se puso por delante del supuesto ladrón.
No es el ‘modus operandi’ habitual. Normalmente se rompe
o se abre el candado de la taquilla o se roba al descuido mientras la víctima está
en la ducha e, incomprensiblemente, ha dejado sus cosas al alcance de
cualquiera.
Desde los gimnasios se insiste en que no se hacen
responsables de estos hurtos, si bien es recomendable que se comuniquen y, si
se localiza al ladrón, expulsarle (cosa que ya ha ocurrido en algunos centros.
Todo ello, por supuesto, sumado a la pertinente denuncia a la Policía Nacional.
El ladrón de vestuario tiene como ventaja que allí no hay
cámaras.
Sin embargo, como usuarios, podemos tomar medidas de
precaución. Mientras estamos haciendo deporte, tener con nosotros todas las
pertenencias de valor (dinero, documentación, tarjetas, móvil, llaves,
reproductores de música, etc.). Podemos llevarlas en una riñonera o en una
pequeña bandolera o bolsito.
Mientras estemos en el vestuario duchándonos, es muy
importante dejar de nuevo la taquilla cerrada y todo dentro de ella. Muchos
usuarios se van a duchar y dejan sus mochilas en los bancos y sus taquillas
abiertas, favoreciendo la sustracción.
En Madrid, los robos se producen en cualquier gimnasio,
al margen de su ‘status social’. Da igual que sea ‘low cost’ o que sea
exclusivo.
Sufren robos los clientes... y también los propios gimnasios. En otro centro también en Puente Vallecas, cuentan que están cansados ya de reponer material robado. "Aquí se han llegado a llevar mancuernas de 15 kilos", dice uno de los monitores. Desaparecen también otros elementos como mosquetones o pequeños complementos como cuerdas, barras, agarraderas, etc.
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