EL POLÍGONO DE LA DEJACIÓN

Madrid no es ciudad para polígonos. Al menos si miramos al de Villaverde.

El primer paseo por sus calles nos deja una primera conclusión: Es un polígono incompleto.

 

 

Sí, tiene decenas de solares a la espera de construcción desde hace muchos años, y las perspectivas no son para nada halagüeñas.

Y no son solares ‘asépticos’, no. Se han convertido en escombreras ilegales a pequeña escala.

 

 

 

 

Durante mi visita coincidí en uno de ellos con un madrileño que, a plena luz del día, estaba depositando allí los escombros de una obra. Confiesa que se ahorra unos 25 euros por saco gracias a esta práctica. Y la verdad es que ha tenido suerte de que no le vieran porque normalmente no da la impresión de que sea un polígono poco vigilado por la Policía Municipal y Nacional.

 

 

 

Otra de las conclusiones que sacamos a primera vista es la de las decenas de naves vacías o abandonadas que, además, se convierten en el improvisado hogar de colonias de rumanos, convirtiéndolos en auténticos vertederos de basuras.

Pero no hace falta que existan naves abandonadas porque hay quienes se han levantado su propia chabola allí.

Mientras, la vía pública se encuentra llena de peligros: falta de tapas de alcantarilla, condones usados por doquier, y suciedad general acumulada porque, según nos cuentan los operarios de limpieza, solo acuden allí una vez a la semana.

Y todo, sexo aparte, claro está.

 

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